Describir al padre de dos como un apasionado seguidor de Perú sería una gran subestimación.
El trabajador de la construcción de Lima pone su corazón y alma, junto con el dinero que le sobra, en seguir a La Blanquirroja, que se perdió por poco la clasificación para la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 después de una agonizante derrota en la tanda de penaltis ante Australia.
El partido en el estadio Ahmad Bin Ali permanecerá en la memoria por mucho tiempo por dos razones: en primer lugar, el heroísmo del portero de los Socceroos, Andrew Redmayne, cuyo baile en la línea ayudó a repeler dos tiros desde el punto de penalti, y en segundo lugar, el apasionado apoyo peruano. Miles de fanáticos viajaron de todo el mundo para apoyar a Perú, y ninguno de ellos dejó de cantar durante los 90 minutos, la prórroga y los penaltis.
El hombre que encabezó los vítores fue Chauca, quien llegó a Qatar luego de un viaje de 23 horas a través de Uruguay, Colombia y España, durante el cual vendió su motocicleta para cubrir sus gastos.
“Es amor incondicional”, dijo Chauca, quien asistió a Rusia 2018, que fue la primera clasificación de Perú para la Copa del Mundo desde 1982.
“Mi esposa dice que la selección de Perú es mi amante que comparte mi corazón. Hago cosas imposibles para ver Perú. Fui a Uruguay, vendí mi moto y recé para que alguien me ayudara. Tenía mucha fe en que alguien me apoyaría y, afortunadamente, conocí a un hombre de negocios que pagó mi vuelo a Qatar. Sin él hubiera sido imposible”.
La noche anterior al partido, Chauca visitó el hotel del equipo peruano y pasó la noche afuera orando por la victoria. El día del partido, fue uno de los primeros aficionados en entrar en el estadio Ahmad Bin Ali mientras se creaba el ambiente. Pero a pesar de la pasión y el color en las gradas, fue el pequeño grupo de aficionados australianos los que celebraron después de 120 minutos de empate y una agonizante tanda de penaltis.
Después de regresar a casa, Chauca dijo: “La pérdida fue un golpe para todos. Estoy devastada. Me senté en el estadio durante 20 minutos después del partido. No podía creer que hubiéramos perdido. Llegaron las lágrimas de la derrota y me dolió, pero la vida sigue. El dolor y el cansancio no existen porque seguimos al equipo por convicción desde el corazón, en las buenas y en las malas”.
Fuente: sinmordaza.com