El alemán Jürgen Becker, un especialista en lo que se refiere a motocicletas personalizadas, es la persona que se encuentra detrás de este curioso proyecto. Su objetivo era combinar sus pasiones por el rock y por las motocicletas en un ejemplar único que capturara la esencia y la energía electrizante de la música de dicho género musical.
El nombre del último álbum de estudio de la leyenda de la guitarra eléctrica Jimi Hendrix con su banda ‘ The Jimi Hendrix Experience’, lanzado en 1968, se bautizó como Electric Ladyland. Este disco establece una clara conexión entre las guitarras eléctricas y los motores eléctricos. Por su parte, Becker considera este álbum como un elemento emblemático de la vibrante era del rock-and-roll y ha buscado llevarlo al mundo de las dos ruedas.
Para ello, ha tomado como base una Minsk M1A de 1955, una réplica rusa de posguerra de la legendaria DKW RT 125 alemana que estuvo en producción entre las décadas de los 30 y los 50 del siglo pasado. La unidad concreta, que se ha rebautizado como Electric Ladyland y sobre la que la que se ha llevado a cabo la transformación eléctrica, fue abandonada una vez que la República Democrática Alemana llegó a su fin.
Esta peculiar creación mantiene el chasis y la carrocería de la Minsk M1A de hace casi 70 años, incluyendo la horquilla telescópica, el sillín individual con resortes y la parte trasera rígida. También conserva las rudimentarias llantas originales de 19 pulgadas y el freno de tambor que equipaba en su época, aunque este último ha sido reacondicionado para ofrecer una mayor seguridad en la carretera.
Jürgen Becker no ha variado el aspecto desgastado de la motocicleta retro, pero la ha transformado en eléctrica desmontando el motor monocilíndrico de dos tiempos original y reemplazándolo por un motor eléctrico de 10 kW producido por Revolt. El nuevo motor se ha instalado en el lado derecho de la rueda trasera y va conectado a ella.
Una batería de iones de litio de 45 Ah alimenta el sistema. Dicha batería va integrada en una carcasa diseñada específicamente por el propio Becker y hecha de metal que posee una apariencia que no desentona en absoluto con la estética general de la motocicleta. Tras las modificaciones, este vehículo personalizado es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 100 km/h.
También se han integrado algunos elementos modernos en su construcción, como el velocímetro Daytona retroiluminado en azul y el indicador de batería. Un detalle relevante en materia de diseño ha sido colocar toda la electrónica dentro del depósito de combustible para no alterar el aspecto clásico de la motocicleta.
Fuente: lavanguardia