Ahora que Harley-Davidson está inmersa en un profundo proceso de cambio, como parte de su estrategia de futuro pudimos ver que hace unos días junto a los precios de su primera moto eléctrica presentaron dos prototipos de movilidad urbana.
Una era algo así como una bicicleta eléctrica y la otra un modelo que quizá no esperabas ver nunca: un pequeño scooter ciudadano de Harley-Davidson. Pero cuidado, porque resulta que la firma de Milwaukee ya tiene antecedentes en este sector, porque hace décadas que existió algo parecido con el nombre de Harley-Davidson Topper.
Desde hace muchos, muchos años, tenemos asociado el nombre de Harley-Davidson a las grandes motos americanas ruteras. Motos de tamaño XXL creadas para devorar kilómetros y disfrutar del asfalto de manera cómoda con un estilo 100% yankee imponente.
Esta identidad ha tenido algunas excepciones a lo largo de los 115 años de vida de la marca norteamericana, pero su fidelidad al concepto original implica que cada año vendan menos como les está ocurriendo y de ahí el súbito golpe de timón para cambiar su rumbo hacia una forma de movilidad más sostenible, más mainstream.
Mirando en el baúl de los recuerdos de la marca, en los años ’60 ya se inició un intento de apertura del mercado de Harley-Davidson con el lanzamiento en 1960 de la Harley-Davidson Topper. Aquella pequeña moto era y sigue siendo hoy por hoy el único scooter creado por la firma americana.
Estéticamente el Topper era una mezcla entre un scooter convencional y algunos elementos provenientes del segmento custom al mismo tiempo que se incluyeron algunas líneas propias de la tendencia futurista de principios de la segunda mitad del siglo XX. El resultado fue una pequeña motocicleta de aspecto masivo, que recordaba a una nevera portátil autopropulsada y un gran faro redondo delantero.
Se trataba de un pequeño scooter propulsado por un motor monocilíndrico de dos tiempos con una cilindrada de 164 centímetros cúbicos y una potencia máxima de 6 CV con los que era capaz de alcanzar una velocidad punta de 74 km/h.
Dentro de la particular propuesta de este scooter, el Topper incluía un arranque por tirador de cuerda (como un cortacésped) y la refrigeración por aire sin un ventilador que forzase el flujo. Para asegurar la refrigeración el motor estaba colocado en posición horizontal, entre las plataformas y sólo expuesto por la parte inferior para aprovechar el paso del aire, pero muchas unidades adolecieron de sobrecalentamiento.
Otras innovaciones tecnológicas que introdujo Harley-Davidson en su Topper fueron una carrocería mixta de acero estampado y fibra de vidrio moldeada, espacio de almacenamiento bajo el asiento o un freno de estacionamiento.
En el desarrollo del Harley-Davidson Topper la marca también lanzó el sistema de transmisión denominado “Scootaway Drive“, un esquema que utilizaba un variador continuo asociado a una correa expuesta. El sistema también incluía un modo de seguridad por el que impedía que el scooter emprendiera la marcha si el motor estaba girando a más de 1.800 revoluciones por minuto.
Este sistema resultó bastante malo debido a que la suciedad de la carretera se depositaba y hacía patinar la correa. Las críticas de los usuarios obligaron a Harley-Davidson a introducir una revisión del sistema en 1961, sólo un año después de su lanzamiento, con una transmisión primaria sellada.
En 1961 precisamente se introdujo el Topper H, con una culata completamente nueva que incrementaba su ratio de compresión (de 6,6:1 a 8,0:1), nuevo filtro de aire, nueva admisión y un afinado de los puertos de admisión y escape, todo para mejorar su rendimiento hasta los 9 CV.
En el otro lado de la balanza también se puso en escena el Topper U, una variante descafeinada del scooter de Harley-Davidson con una potencia recortada a tan solo 5 CV destinada a algunos de los Estados americanos en los que la normativa permitía el uso de motocicletas sin licencia si no superaban esta potencia en un intento por potenciar sus ventas.
Aquel intento de Harley-Davidson por acercarse a los iconos de Lambretta y Vespa, y al mismo tiempo contrarrestar la ofensiva japonesa en su lado del charco no cuajó, ni siquiera envolviéndose en el orgullo patrio de las barras y estrellas, ni ofreciendo versiones con sidecar para disfrutar en familia y sustituyendo el sidecar por un espacio de carga para repartir mercancía. Finalmente sucumbió 5 años después de su nacimiento, en 1965.
Ahora, casi 60 años después de la aparición del Topper, Harley-Davidson buscará el éxito en uno de sus conceptos menos exitosos de la historia, porque aunque lo que ahora han desvelado es poco más que un prototipo, no podemos poner en duda que los de Milwaukee están dispuestos a cambiar su trayectoria y quizá lo hagan recuperando la denominación Topper.
Fuente: motorpasionmoto.com