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Historias de cleteros – con la gasolina por las nubes, moverse en bici es una excelente idea

  • Con la gasolina por las nubes, la bicicleta se presenta como una buena opción para movilizarse por Lima, en tramos cortos y medianos.

Compartimos cinco historias de ‘cleteros’ que desde sus oficios promueven el uso de este ahorrador vehículo.

Durante la pandemia, el uso de la bicicleta como medio principal de transporte en la ciudad se ha incrementado en 2,5%, en comparación con el escenario prepandémico. (Composición)

Hace doce años, Nikolás Briceño era “uno de los pocos locos” que se atrevían a transitar en bicicleta por la berma central de la avenida Arequipa para ir de su casa al trabajo. De esa época, el arquitecto recuerda que prácticamente no había ciclovías. Que ‘Lima moderna’, en realidad, no era tan moderna. “En la avenida Arequipa la vía estaba sin definir, se compartía con el peatón. En Miraflores, apenas había una pinta roja en el malecón, al lado de la vereda”, comenta. “Esa carencia de infraestructura impedía que más ciclistas se animaran a movilizarse por la ciudad”.

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Con la construcción de nuevas vías exclusivas para los ciclistas –lo cual se aceleró con la llegada de la pandemia–, Nikolás se animó a hacer recorridos más largos y a grabarlos en video para luego compartirlos en sus historias de Instagram, junto al hashtag ‘Arquitectura en Bici’. “Por mi oficio, siempre me gustaron las casonas y edificaciones históricas de la ciudad. Muchas de estas joyas están ante nuestros ojos, pero pasan desapercibidas. Es así que decido mostrarlas a través de las rutas que hacía”.

Nikolas Briceño, arquitecto, recorre Lima en bicicleta para su canal de Youtube sobre arquitectura. Lo acompaña Victor, su camarógrafo.

En el 2021 dio el salto de Instagram a la plataforma UPC Cultural, donde conduce el programa Descubre arquitectura, en el que presenta distintos recorridos para conocer el legado arquitectónico de Lima. “El trabajo que hacemos es una forma de acercar a las personas al ciclismo, desde una perspectiva distinta. Si bien hay muchas cosas por mejorar, sobre todo en cuestiones de señalización y cultura vial, Lima es cada vez más una ciudad amigable para andar en bicicleta”.

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Esa mirada positiva también la comparte la embajadora de Suecia, Maria Cramér. La diplomática arribó al Perú en julio del 2021 y, desde el día uno, cumple con el ritual de llegar a la sede de la embajada en San Isidro, minutos antes de las ocho de la mañana, en bicicleta. Es una actividad que cultiva desde su época de estudiante universitaria en su natal Estocolmo, una ciudad donde más del 60% de sus habitantes se transporta sobre dos ruedas. “En Suecia, cada vez más gente demanda la necesidad de que haya más ciclovías. Para tener ciudades sostenibles, uno de los puntos a desarrollar es un transporte sostenible”, cuenta.

La embajadora de Suecia en Perú, Maria Cramér, es una activa promotora del uso de bicicleta. Todas las mañanas, la diplomática llega a su trabajo en bici.

Antes de venir al país, Maria Cramér trabajó en otras dos grandes capitales: Madrid y México D. F. Si algo tienen en común ambas ciudades –cuenta la embajadora– son las facilidades de los ciclistas para transportarse, gracias a sus ciclovías anchas, bien cimentadas e interconectadas. “Lima va por ese camino, pero aún hay mucho margen de mejora. Lo principal es fomentar el uso de la bicicleta en las personas, que vaya de la mano del desarrollo de una mejor infraestructura”.


TRES AVENTURAS, UN CAMINO

Rimense de toda la vida, Minerva Mora aprendió a manejar bicicleta de niña, luego de que su padre le obsequiara una BMX. Primero la usaba para pasear cerca de su barrio, pero poco a poco fue descubriendo rutas que la podían llevar desde las primeras cuadras de la avenida Alcázar hasta los confines del Rímac, a un paso del río, aun cuando no hubiera ciclovías.

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Minerva estudió Comunicación Social en San Marcos e hizo un máster en Edición en la Universidad Autónoma de Barcelona. Durante el tiempo que pasó en Europa, le llamó especialmente la atención cómo funcionaban las bibliotecas. “Más allá de ser centros de lectura, son espacios vivos en los que la comunidad se reúne a compartir conocimiento”.

Con la ‘bibliobici’, Minerva Mora recorre el Rímac para prestar libros. Gracias a esta iniciativa, algunos niños han podido leer entre 10 y 15 libros durante la pandemia.

A su retorno a Lima, decidió abrir una biblioteca comunal en su barrio. Es así como nace la biblioteca El Manzano, cuya colección está compuesta por casi 1.300 títulos en los que se halla literatura clásica, cuentos e historia universal. “Acá nadie te va decir ‘no toques los libros’, ‘no los maltrates’ o ‘no leas en voz alta’”.

Pero llegó el coronavirus y se vio obligada a encontrar nuevas formas de acercar la lectura a su comunidad. Entonces tuvo la idea de adaptar un triciclo, al que bautizó como la ‘bibliobici’, para repartir los libros que le solicitaban en todo el distrito. La dinámica funciona así: Minerva organiza los pedidos que recibe durante la semana en la página web www.bibliotecaelmanzano.com y, cada domingo, coloca las publicaciones en una caja metálica con el nombre de las personas que las solicitaron. La comunicadora social recorre en la ‘bibliobici’ las calles y avenidas del Rímac, como lo hacía de niña. Los puntos de entrega on ocho parques del distrito bajopontino.

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A los 7 u 8 años, lo que no existe lo puede crear la imaginación. Un par de piedras pueden transformarse en un arco de fútbol, y la pista, en la cancha del Nacional. Pero en la mente de un niño aficionado al ciclismo, esas mismas piedras pueden convertirse en los obstáculos que hay que sortear dentro de un circuito ficticio. Era lo que le pasaba a Jean Paul Jaen, cada vez que salía a bordo de su bicicleta a recorrer las calles de la urbanización La Aurora, en Miraflores, con sus demás amigos.

“Eran tiempos en los que se empezaban a construir pistas y veredas por todos los lados. Con los montículos de arena, armábamos nuestras propias rampas”, recuerda Jean Paul.

Jean Paul Jaen (@Jeanpauljg) es campeón panamericano de bicicross. Dicta clases a niños y niñas en el circuito del malecón de la Marina (en la imagen) y en el circuito de BMX Soul Bike, en Surco.

Sea en el colegio o en su barrio, siempre destacó sobre sus demás compañeros en el dominio de la bicicleta. Jean Paul comenta que prefiere las BMX porque son las más aptas para hacer piruetas. A los 14 recibió el llamado de la Federación Peruana de Ciclismo para representar al país en circuitos internacionales. Es cinco veces campeón latinoamericano de bicicross y se consagró campeón panamericano en el BMX Racing Lima 2021, en la categoría crucero (45-49 años). “Este es un deporte que te puede mantener en la alta competencia profesional a casi cualquier edad”, comenta.

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Como ciclista urbano, Jean Paul ha recorrido en Lima distancias de hasta 65 kilómetros a bordo de su BMX, desde Miraflores a Comas, ida y vuelta. “En BMX puedes ir más tranquilo, no tan rápido como con una montañera”, explica. También fue el encargado de rediseñar el circuito de bicicross del Malecón de la Marina, uno de los pocos espacios en la ciudad donde se puede practicar este deporte. Allí dicta clases a niños y niñas, que ven en él al maestro y guía que les enseñará a volar sobre dos ruedas.


Un día cualquiera se puede ver a Manuel Soto pedaleando en el malecón de Miraflores, o subiendo y bajando por la avenida Arequipa, con su proyecto Bicicleta Migrante, que da auxilio mecánico a los ciclistas en ruta. Ponchada de llantas, rotura de cadenas y otros inconvenientes son resueltos por Manuel, por unos pocos soles, y su ayuda es tan oportuna que algunos lo han bautizado como el ‘Ángel de las Bicicletas’.

Manuel Soto, el ‘Ángel de las bicicletas’, brinda ayuda en la ruta. Pueden ubicarlo en su cuenta de Instagram: @bicicletamigrante.

Bicicleta Migrante es el emprendimiento personal que abrió en la pandemia, cuando por la cuarentena tuvo que despedirse del taller de reparación de bicicletas de Surquillo en el que trabaja. Manuel llegó al Perú en el 2018, desde Venezuela, su país. Allá su vida no giraba en torno a las bicis. Aprendió, como se dice, en la cancha, primero lavando centenares de bicicletas y luego viendo a los técnicos reparar y memorizando todo lo que hacían.

Ha sido una chamba que le ha devuelto la esperanza, aunque de vez en cuando se tope con la horrible cara de la xenofobia, de parte de algunos serenos, como denunció hace un par de años. Hoy Manuel también restaura bicicletas vintage y tiene una cartera importante de clientes cautivos que lo siguen en Instagram, y que lo llaman para que les haga trabajos a domicilio. //

 

 

Fuente: elcomercio.pe
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