Ante el caótico panorama del tráfico limeño, las motocicletas eléctricas se han convertido en una de las opciones más destacadas para los habitantes de la ciudad en su búsqueda de una movilidad más fluida y respetuosa con el medioambiente, junto a otros vehículos personales eléctricos como scooters y bicicletas.
La preferencia de miles de peruanos por este medio de transporte alternativo en lugar de las opciones tradicionales es palpable. Entre 2014 y diciembre de 2022, se han importado 173,190 unidades de vehículos menores y dispositivos de movilidad personal eléctricos, que incluyen motocicletas, bicicletas, scooters, monociclos y triciclos, según datos proporcionados por la Asociación de Emprendedores para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive).
Sin embargo, un factor que desalienta a muchos posibles usuarios es precisamente el caos y la falta de organización que caracterizan al tránsito en la capital. Un diario nacional consultó a dos expertos para conocer los principales desafíos de la micromovilidad y sus posibles soluciones. Adolfo Rojas, presidente de Aedive, señaló que uno de los principales obstáculos para la micromovilidad eléctrica en Lima es la falta de conectividad entre las ciclovías de diferentes distritos, subrayando la necesidad de una planificación a nivel local. Además, mencionó la carencia de señalización y semaforización adaptadas a este tipo de vehículos.
“La optimización de los espacios públicos para la circulación de estos vehículos también plantea desafíos significativos. Dada la escasez de vías y ciclovías, junto con la falta de señalización y semáforos adecuados, se está generando un problema de tráfico. Como resultado, muchos usuarios no respetan las paradas ni las intersecciones, lo que ocasionalmente provoca accidentes”, declaró Rojas.
En la misma línea, Rojas señaló que otra cuestión crucial a mejorar para garantizar la micromovilidad son las condiciones de las vías, ya que la presencia de baches y agujeros podría ocasionar accidentes menores. “Es esencial garantizar un mejor mantenimiento de las vías para evitar estos problemas”, añadió.
Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, explicó que ni Lima ni otras ciudades del país están actualmente preparadas para la transición hacia la micromovilidad eléctrica. Por lo tanto, destacó la importancia de adecuar las vías para implementar ciclovías lo suficientemente amplias y que se conecten entre los diferentes distritos. En la actualidad, Lima cuenta con 210 kilómetros de ciclovías, y se prevé un aumento de 100 kilómetros adicionales en el transcurso del año. Sin embargo, Candia enfatizó que para que estas rutas sean realmente útiles, es necesario que estén interconectadas.
Adolfo Rojas también resaltó la falta de educación vial en Lima y en el país en general como un problema significativo. Utilizó ejemplos para ilustrar cómo los usuarios de vehículos personales y las motocicletas eléctricas, pueden estar en riesgo al compartir las vías con automóviles y autobuses. “Observamos motocicletas eléctricas en las ciclovías, así como en las carreteras, incluso cruzando de manera imprudente y adentrándose en áreas de tráfico intenso sin los dispositivos de seguridad necesarios para ser detectados. En el caso de vehículos más grandes como autobuses, los puntos ciegos también representan un peligro”, advirtió.
“Es fundamental implementar un plan mucho más sólido en términos de semaforización y señalización, así como establecer prioridades tanto para los peatones como para los usuarios de estos vehículos más pequeños. También es esencial desarrollar un plan de educación y promoción para el uso correcto de las ciclovías, las señales de tráfico y los semáforos”, añadió Rojas.
Por su parte, Quispe Candia subrayó la necesidad de que la población reconozca el valor de la micromovilidad y sus considerables ventajas. Hizo hincapié en la importancia de crear conciencia sobre el uso adecuado de las ciclovías y en fomentar una mentalidad orientada hacia la movilidad sostenible.
Fuente: Gestión