Fabio Quartararo lo dio todo hasta el final para revalidar su título mundial. El punto de partido entre Bagnaia y él se dispitó en Cheste, y nada pudo hacer el francés por frenar el ímpetu con que el italiano trazó y atacó la última parte de la temporada. Cuando parecía que lo tenía más o menos hecho a mitad de curso, los errores se acumularon y desperdició la oportunidad de la reválida en un año algo frustrante en el que ya ha pedido a Yamaha soluciones para combatir a las máquinas italianas.
El piloto francés ya puede disfrutar de las merecidas vacaciones, a las que se lleva un subcampeonato y un regalo muy especial por parte de Yamaha. En el Salón EICMA de Milán, los de Iwata le entregaron a su piloto la moto con la que consiguió su primer título mundial de MotoGP en 2021.
Arropado por Yamaha y cientos de aficionados, se subió al stand del EICMA para recibir la M1 con la que fue campeón del mundo en 2021. ¿Su idea? Ponerla en casa, como ya han hecho otros campeones mundiales como Valentino Rossi: “La pondré en mi dormitorio, quiero dormir con ella”, aunque ahora tendrá que “dejarla aparcada durante unos meses en el museo que tiene un amigo, pero solo porque en este momento estoy haciendo unas obras en casa y necesito mucho espacio”.
Allí fue rodeado por una legión de fans, donde fue preguntado por cómo afrontó esa última carrera en la que perdió el título: “No fue posible, pero lo dimos todo desde el principio hasta el final”, comentó el francés cabizbajo. Aunque resalta que, “comparado con 2021 ya habíamos empezado peor: en Qatar habíamos ganado, este año casi me quedo fuera del top 10”.
Achaca su bajón de rendimiento en el momento en el que “surgieron las primeras dificultades, aunque lo hicimos bien en la primera parte de la temporada”. Su primer podio llegó en la segunda cita en Indonesia, y la primera carrera ganada en el GP de Portugal. Sin embargo, añade, “Pecco y Ducati dieron un paso que nosotros no dimos, sobre todo en la segunda parte de la temporada”.
Ahora es momento de “desconectar”, disfrutar de las vacaciones, dice, y a la vuelta, “trabajar bien en equipo” y “mejorar de cara a la próxima prueba”, comenta el francés de 23 años, que ahora puede descansar tranquilo y, sobre todo, no seguir la estricta dieta que mantiene durante la temporada: “Todavía tengo algunos días entre la promoción y los eventos, pero puedo comer un poco lo que quiera”.
Ya está focalizado en la próxima temporada, y ganar es la única palabra que entiende El Diablo: “Lo positivo de terminar segundo es que este invierno tendré mucha motivación para entrenar aún mejor. Cuando gané el título el año pasado, mi motivación era volver a ganar. Este año tengo un estímulo aún más fuerte: el de querer volver a ganar. No es difícil encontrar una razón. Quiero entrenar y tratar de ganar, La palabra siempre está ahí: ganar”.
Fuente: todocircuito.com